Argentina
9 de octubre de 2015
Recientemente leía del poder que ejerce un uniforme sobre la persona que lo viste.
En diversos experimentos hacían vestirse de una forma casual y de una forma uniformada a unos y otros participantes. En concreto con batas de médico y con batas de pintor.
Los resultados muestran que aquéllos que vestían la bata de médico trabajaban con mejores resultados, cometían menos errores, se concentraban más y asumían mayor responsabilidad en sus tareas, y no sólo eso, también infundían mayor respeto y autoridad, que los que llevaban la bata de pintor, o que los no llevaban ningún tipo de uniforme.
Me lleva esto a reflexionar sobre la uniformidad en los hoteles.
¿Se cumple esta teoría que nos muestra este experimento en los hoteles? ¿O se produce el efecto contrario?
Y lo más importante: ¿Cómo afecta esto a todos los integrantes del equipo del hotel? ¿Mejora su motivación? ¿Aumenta su responsabilidad?
En concreto en los hoteles el asunto de la uniformidad parece que funciona en cierto modo de manera distinta a este experimento.
En los hoteles encontramos que los empleados base siempre van uniformados y que empleados de puestos intermedios y dirección general visten libremente aunque sí acorde al establecimiento y puesto, pero sin ningún tipo de uniformidad. Y eso en este caso paradójicamente les da estatus.
¿Qué pensaríamos sin embargo si cuando visitamos al médico nos atendiera vestido sin bata?
La uniformidad en un hotel sigue siendo importante.
Es cierto que una vez que un empleado se enfunda en su traje de trabajo, cambia mentalmente su actitud. Digamos que cambia su chip y a partir de ese momento asume las responsabilidades implícitas a su puesto. Deja a un lado en un alto porcentaje sus preocupaciones personales para centrarse en sus tareas.
Por otra parte, y en esto coincido plenamente con el estudio, una vez que el personal se ha acostumbrado totalmente al uniforme, ¿sigue manteniendo esa actitud de responsabilidad que les daba las primeras veces que se lo ponían? Aquí viene la cuestión de la motivación interna.
Y es que un uniforme puede contribuir a motivar a un empleado en la fase de incorporación en la empresa, pero será un efecto efímero. La responsabilidad de la motivación y del marketing interno sigue siendo responsabilidad del responsable de RRHH, del responsable de markerting y por supuesto de cada jefe de departamento.
Los uniformes en los hoteles permanecerán.
Porque fuera de la capacidad que pueden tener para comprometer al empleado y motivarlo, el uniforme en un hotel cumple unos objetivos muy claros:
Se convierte en un soporte más para transmitir la imagen corporativa.
Facilita al cliente la información de saber a quién puede dirigirse para cada una de sus necesidades en su estancia.
Se convierte en una herramienta de tangibilización del servicio. Conforme un cliente ve cómo están uniformados los empleados cuando, por ejemplo, llega y hace su check-in, un uniforme cuidado, pulcro y con cierto diseño ya le estará dando pistas de cómo va a ser su estancia.
Fuente: http://www.marketinghotel.org/uniformes-hoteleros-fuente-de-motivacion-compromiso/