París es sinónimo de elegancia, historia y estilo. Ciudad de la luz, del amor y del arte, cada rincón parisino vibra con una mezcla única de tradición y vanguardia. Desde sus bulevares señoriales hasta sus pequeñas calles empedradas, París cautiva con su arquitectura, su gastronomía y su ritmo inconfundible. Dormir en París no es solo una necesidad: es parte de la experiencia.

Los grandes hoteles de la ciudad no solo ofrecen hospedaje, sino también un viaje sensorial que combina diseño, arte, cultura y excelencia en el servicio.

Refugio de arte y moda

Ubicado a orillas del Sena, el hotel SO/ Paris redefine la experiencia de lujo en la capital francesa. Con 162 habitaciones y suites de diseño contemporáneo, vistas espectaculares a la ciudad (casi 360) y una estética que rinde homenaje al arte, la moda y la arquitectura, este ícono parisino es mucho más que un alojamiento: es un manifiesto de estilo de vida.

Bonnie es el restaurante del hotel, con platos deliciosos y una imperdible vista a la Torre.

Parte del proyecto urbanístico La Félicité, el edificio -una joya modernista renovada por David Chipperfield- se transforma en un centro vibrante donde conviven el diseño de interiores de RDAI (conocido por sus colaboraciones con Hermès), una galería de arte curada por Emerige, una granja urbana y el restaurante Bonnie, en el piso 15. Allí, el artista Olafur Eliasson creó una instalación inmersiva de espejos que captura la esencia visual del Sena y el cielo de París.

El hotel también mantiene un lazo estrecho con la moda. Cada hotel de la cadena colabora con diseñadores de renombre, y en este caso, Guillaume Henry -director creativo de Patou- creó el uniforme del staff, inspirado en la estética náutica y en los códigos de la maison. El resultado es una fusión impecable de elegancia, frescura y funcionalidad. Y en la actualidad en el lobby hay una colaboración con la tienda Printemps.

Un espacio que combina moda, arte y buenos tragos.

Las habitaciones ofrecen detalles únicos: obras del artista Thomas Fougeirol, amenities eco-friendly de Codage Paris, y una ambientación cromática que remite a los techos de terracota de la ciudad. Además, el spa y los espacios de trabajo elevan la experiencia con propuestas a medida para el bienestar y la creatividad.

Casona antigua

En el corazón del distrito de los teatros, donde la Opéra Garnier se encuentra a pasos y las calles respiran elegancia, se ubica La Maison Favart, un hotel boutique que captura la esencia más refinada de París. Con el encanto de una casa privada, este hotel invita a una experiencia íntima, ideal para quienes visitan la ciudad por primera vez o para quienes buscan una escapada romántica y auténticamente parisina.

Una casona antigua que mantiene ese espíritu aggiornado.

La decoración evoca la atmósfera teatral y creativa del siglo XVIII, en homenaje a los célebres Charles-Simon y Justine Favart, figuras claves de la Comédie-Italienne.

La experiencia se completa con su exclusivo espacio de bienestar: La Petite Maison, reservado exclusivamente a huéspedes. Cuenta con piscina, sauna, gimnasio y una relajante cama de agua. Además, para quienes buscan viajar en familia, La Petite Maison también es una opción privada dentro del hotel, con capacidad para hasta seis personas, cocina equipada, comedor y servicio completo.

Los techos originales y los toques de decoración originales de la maison.

Como parte de sus atenciones, el hotel ofrece un "goûter" diario con tartas caseras y bebidas calientes y una ubicación inmejorable para quienes desean explorar boutiques, cafés y joyas culturales sin alejarse demasiado.

Faro parisino

El hotel Lutetia, parte de la cadena Mandarin Oriental, es uno de los íconos del lujo contemporáneo en París. Inaugurado originalmente en 1910, este emblemático hotel de la margen izquierda del Sena fue completamente renovado y reabierto en 2018, combinando su herencia Art Nouveau con el estilo refinado y sofisticado característico de Mandarin Oriental.

Vistas únicas desde las habitaciones -departamentos amplios- del hotel Lutetia.

Ubicado en el elegante barrio de Saint-Germain-des-Prés, el Lutetia ofrece habitaciones -muchas con vistas a la Torre Eiffel o a los jardines interiores. Cada espacio fue diseñado por el renombrado arquitecto Jean-Michel Wilmotte, quien respetó el alma original del edificio mientras incorporaba detalles contemporáneos de alta gama.

Entre sus puntos fuertes se encuentran el restaurante Brasserie Lutetia, dirigido por el chef Patrick Charvet, que ofrece una cocina francesa refinada con un enfoque moderno, y el Bar Joséphine, homenaje a Joséphine Baker, una figura clave en la historia del hotel. Además, el Akasha Holistic Wellbeing Centre, con más de 700 m², es uno de los spas urbanos más prestigiosos de París, con piscina de 17 metros, tratamientos holísticos y espacios de relajación que elevan la experiencia del huésped.

El bar Josephine, un ícono de la noche parisina hace muchas décadas.

El Lutetia no solo es un hotel, sino un símbolo del arte de vivir parisino: historia, arte, música y literatura se entrelazan en su propuesta, que atrae tanto a viajeros internacionales como a la escena cultural local.

Fuente: Marie Claire