Argentina
25 de marzo de 2014
El cóctel, una liturgia de hotel
Si hablamos de tendencias en el hotel, una evidente es la que tiene que ver con la mixología, esa nueva palabra incorporada a nuestro diccionario de moderneces que coloca al barman como un oficiante inalcanzable elevado a los nuevos altares sociales del siglo XXI. Coctelera en mano, cada vez más encuentra en los hoteles su espacio de liturgias, en bares repensados como lugares clave para vivir experiencias. Una vez consolidado el hotel como "fábrica de emociones", el bar de coctelería se reposiciona como antaño y comienza un nuevo devenir en la cultura hotelera. El barman como estrella, como maestro de ceremonias por las que el huésped acude no solo a vaciar el vaso sino a ser sorprendido. Una parte de creatividad y otra de espectáculo. Un buen chorrito de prestidigitación, que por fin es rentable.
Un experto bartender patrio como Javier de las Muelas, creador de numerosos cócteles y tendencias, consultor y propietario de locales como el Dry Martini de Barcelona, entre otros, se pasea por los hoteles con gran capacidad de convocatoria. Su última aventura es la del Dry Martini Tea Time en el Gran Meliá Fénix de Madrid. Bajo la Cúpula del Fénix, en el espacio de la Rotonda, habrá un nuevo lugar de encuentro con una barra presidida por una colección de teteras de porcelana, cristal, hierro y barro, así como por un samovar de tres grifos que proporcionarán tés a tres temperaturas diferentes, a 70º, 80º y 100º. Hasta 45 infusiones integran una carta con la que se pretende fusionar los rituales del té y de la coctelería. Una experiencia completa de infusión, droplets, vajilla y dulces de Mama Framboise.
Todos aquellos que siempre asocian coctelería con el glamour cinematográfico, deberán acudir al bar Arnau del hotel España de Barcelona y solicitar su clásico dry martini a lo James Bond compuesto por ginebra, perfume de Martini seco, oliva o piel de limón. Sí, agitado, no removido. El homenaje se traslada a El Gran Lebowski y su White Russian, al Cosmopolitan de Sexo en Nueva York, al Mint Julep de Réquiem por una mujer o al Whiskey Sour de La tentación vive arriba.
Los que anden por Manhattan ansiosos de un buen trago ceremonial, no deben perderse el arte de Leo Robitschek en el hotel NoMad. La barra es suya en uno de los hoteles más de moda y su expectación es tal que este verano amplía dominios en un local anexo adquirido por los dueños del hotel por la módica cifra de seis millones de dólares. La cotización al alza parece imparable.
Aunque las confidencias de confesionario y la maestría de nombres como Diego Cabrera o Carlos Moreno pierden humanidad si la tendencia hiciera caso de Bartendro, un robot recién nacido en California que es capaz de mezclar hasta 15 bebidas diferentes y que prepara cócteles previamente programados y encargados desde el móvil. No será lo mismo un cóctel sin conversación.
Fuente:http://www.notodohoteles.com/es/index.php?link1=tendenciasficha&idtendencia=760