Argentina

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Arquitextos.

17 de marzo de 2011

Arquitextos: el placer de la nueva arquitectura hotelera

 

Hubo un momento, allá por los años sesenta, en el que el arquitecto norte americano John Portman, evocando proyectos de hotelería californiana de finales del siglo XIX, introdujo en sus diseños para la cadena Hyatt la noción del lobby de gran despliegue espacial y vivencial.

 

La primera incursión moderna en esa tipología se produjo con sus planos para el hotel de Atlanta, donde reaparece la idea de un vasto espacio central, cuya altura es igual a la de todo el edificio y al que balconean las circulaciones de acceso a los cuartos. Fue tal el suceso alcanzado por esta propuesta, en la que los clásicos y casi siniestros pasillos de los hoteles norte americanos (esos que los hermanos Coen retratan con crueldad en Barton Fink) se convierten en atractivos miradores hacia el luminoso recinto -lleno de plantas, gente, ascensores de cristal y luz natural- que asume el rol de núcleo principal del conjunto.

Y ese éxito de John Portman ledio el pase para que ocupara un lugar en el directorio de la firma Hyatt. Una prominente posición empresaria ganada con una idea arquitectónica.

En muchas películas cinematográficas, desde entonces, ese deslumbrante despliegue de transparencias y movimiento (de personas y de ascensores) que remite muchas veces al que se encuentra en el hall de un aeropuerto, fue el escenario para secuencias dinámicas y cautivantes. En ese sentido, es imposible olvidar el uso que hizo Mel Brooks en High Anxiety de aquel espacio, y el lobby del hotel Bonaventura de Los Angeles -muy alto y acristalado- debe haber sido el más utilizado por los directores de cine de acción.

Entre nosotros, el Sheraton de Mar del Plata presenta una versión original y muy lograda, en la que los arquitectos Carlos Mariani y María Haydée Pérez Maraviglia desarrollan ese principio proyectual. Más cerca en el tiempo, el Hilton de Puerto Madero (del estudio de Mario Roberto Alvarez y Asociados) reinterpreta este concepto.

Integración, la premisa

 

Al criterio clásico, más solemne,que reducía al hotel a un establecimiento con habitaciones para huéspedes y lugares específicos de carácter público para estar y para comer, se lo modificócon la premisa de que todo el hotel fuera, íntegramente, un conjunto estudiado para el regocijo de los pasajeros.

Por eso es difícil concebirlo hoy sin un spa y un sector de gimnasio, piscina y solario; sin un centro de negocios dotado de todos los elementos para conectarse y trabajar; sin lugares para reunirse con colegas o amigos, para conversar o tratar temas laborales.

 

Es interesante observar cómo arquitectos argentinos (es el caso de Lacroze-Miguens-Prati en los resorts tropicales y el hotel Decápolis de Panamá -ver en este número-, o el de Möller-Larumbe en Costao do Santinho, en Santa Catarina, Brasil) han captado estas nociones y las aplican exitosamente en sus proyectos.

 

Probablemente, los hoteleros con visión sigan el mismo camino.

 

 

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/710893-arquitextos-el-placer-de-la-nueva-arquitectura-hotelera