Historia
En 1913 se estrenaba en Atlanta, a toda pompa, el hotel Winecoff, el más alto y moderno de la ciudad, con 15 pisos. Durante la madrugada del 7 de diciembre de 1946, las 280 personas que estaban alojadas quedaron atrapadas por un incendio que había arrancado en el tercer piso y trepaba por la escalera, la única que había. No había salidas de emergencia, era una trampa mortal. La tragedia obligó a Estados Unidos a actualizar las reglas de seguridad
11 de diciembre de 2023
En 1913 el elegante hotel Winecoff había abierto sus puertas en Atlanta, Georgia para ofrecer servicios de categoría en lo que sería el edificio más alto y moderno de la ciudad, levantado con materiales aún novedosos para la época, a prueba de fuego. Sin embargo, su nombre quedó asociado a uno de los incendios más mortíferos ocurridos dentro de un hotel en Estados Unidos. Una foto de aquella madrugada, que recibió un premio Pulitzer, recuerda la desesperación de los huéspedes saltando por las ventanas para evitar ser devorados por las llamas. La joven Daisy McCumber, caía desde un piso 11, con su falda a cuadros dada vuelta tal vez pensando que sería lo último que vería. Sin embargo, la suerte estuvo de su lado y vivió hasta los 86 años.
El 7 de diciembre de 1946, el hotel Winecoff, sobre la 176 Peachtree Street en el centro de la ciudad, se convirtió en una trampa mortal para 119 huéspedes, incluyendo los propietarios del establecimiento. El dramatismo de los huéspedes saltando al vacío desde el edificio en llamas, recuerda el drama vivido por las víctimas de los atentados a las Torres Gemelas, salvando las diferencias. La tragedia de Atlanta funcionó como un catalizador para actualizar las normas de seguridad en el país del norte y poner fin a una seguidilla de incendios que se cobraban cada vez más vidas. Meses atrás habían muerto 61 huéspedes de un hotel en Chicago. Y otros 19, en Iowa.
La foto ganadora del premio Pulitzer de fotografía tomada a una mujer en pleno vuelo desde el piso 11 que milagrosamente salvó su vida (Grosby)
En su inauguración la propiedad, de 15 pisos, había sido presentada en 1913 como un espacio "ignífugo". Pero solo la estructura de acero lo era y no fue suficiente. Los interiores eran altamente inflamables y la única vía de escape era una sola escalera.
William Fleming Winecoff, en medio del auge de los rascacielos, encargó la construcción de su hotel al arquitecto William Lee Stoddart. Los planes no escatimaban en nada. La planta baja tendría una recepción, un restaurante con su cocina y la oficina del gerente. En el segundo piso, salones, áreas de descanso y un restaurante para los huéspedes. En cuanto a las habitaciones, ocupaban desde el piso tercero al quince. Los únicos dos ascensores que unían los pisos usaban dos corredores de concreto, uno al lado del otro. Lo que significa que ninguno de los dos funcionaría en caso de incendio.
Durante la construcción, Winecoff hizo una sola escalera porque el lote no era muy grande. Y además, fue posible porque las reglas de la épocas se lo permitían. Los azulejos que revestían los cuartos y pasillos estaban adheridos a una tela arpillera, y además, las habitaciones estaban empapeladas con varias capas de papel. Las puertas eran de roble y el resto de los elementos de decoración eran altamente inflamables.
Un incendio en el Hotel Winecoff, Atlanta, Georgia, donde murieron 116 personas. El hotel se consideraba a prueba de fuego, por lo que no se instalaron escaleras de incendio. Una familia trepa del piso 15 al 16 (Photo by Keystone/Getty Images)
El gran error del arquitecto y el inversor fue creer que con el acero y concreto, materiales todavía novedosos para la época, resistentes al fuego, era suficiente. Pero las puertas no eran a prueba de fuego, sumado a que no había salidas de emergencia, ni alarmas automáticas contra incendios, ni rociadores, ni nada.
Con los años el hotel Winecoff había ganado renombre. Los ricos y famosos lo elegían en sus estancias en la capital de Georgia. Desde 1915 el hotel era gerenciado por la cadena Robert Mayer y los propietarios, William Winecoff y su mujer Grace, se quedaron viviendo en el piso 10. Hasta ese día.
William Fleming Winecoff y su mujer Grace
La madrugada del 7 de diciembre el hotel estaba completo. Las habitaciones estaban ocupadas por 280 huéspedes, entre ellos la pareja de propietarios en el décimo piso y se sumaban 24 empleados del establecimiento. Debido a la fecha, el Winecoff tenía una ocupación alta. Muchos estaban alojados en medio de sus compras navideñas y también había recibido a 40 adolescentes, los estudiantes más prometedores del estado de Georgia, quienes asistían a una conferencia de la YMCA (Youth Assembly at the Capitol), A las tres de la mañana, algunos estaban despiertos. Chicos jugando a las cartas. Tal vez fumando. Se cree que el fuego se inició por un cigarrillo en un colchón.
A las 3 y 15, uno de los ascensoristas sintió olor a quemado cuando pasaba por el tercer piso. Cuando decidió ingresar al pasillo, estaba inundado de humo. En una esquina, vio una silla y un colchón ardiendo. Las llamas trepaban por las escaleras y las paredes a gran velocidad. A falta de alarmas, el empleado empezó a golpear puerta por puerta y a gritar para despertar a todos. En medio de la desesperación, recurrió a la manguera que había en el sector, pero frente al incendio que tenía ante sus ojos no era mucho lo que podía hacer.
(Original Caption) Trabajadores de rescate voluntarios transportan a una víctima del Hotel Winecoff en Atlanta, durante el incendio que destruyó el edificio de 15 pisos
Mientras los del tercer piso escapaban por las escaleras y ascensores, en pocos minutos, los huéspedes del cuarto y quinto piso vieron llegar el fuego por la única escalera que había. Los gritos, el humo, y las lenguas de fuego, convirtieron el lujoso hotel en un infierno. Ninguno de los pisos altos ya podía usar la escalera o ascensores. No había escapatoria.
La estación de bomberos estaba a pocas cuadras. Pero fue notificada tarde, a las 3.42. El gerente tardó en dar aviso. El primer camión llegó al minuto. Debido al humo espeso, y las llamas que avanzaban, las personas empezaron a sentarse en el borde de la ventana y a anudar sábanas para usarlas como cuerdas tratando de llegar a las escaleras de los bomberos, que solo llegaban hasta el 8 piso. Atrapados, empezaron a saltar al vacío. Las redes tampoco servían. Eran efectivas hasta los 21 metros de altura.
Richard Hamil, tenía solo 9 años cuando quedó atrapado en el incendio. En 2016 contó su historia a la agencia Associated Press. Dijo que había quedado cegado por el espeso humo y tropezado a través del "caos absoluto" hasta la habitación de huésped. "Ella se estaba preparando para saltar, pero papá le dijo: 'No, no hasta que sea necesario, no lo haremos'", dijo. El chico había ido con su padre, quien a su vez acompañaba al numerosos grupo de estudiantes secundarios.
El cadáver de una mujer no identificada yace en el alféizar de la ventana de su habitación en el Hotel Winecoff, Atlanta, después de que el incendio arrasara el hotel
Hamil y a su papá finalmente no saltaron. El custodio del edificio de al lado, estando al mismo nivel, colocó la escalera que salvó sus vidas. "Escuché a alguien decir 'agarra la escalera' y pensé que venía del suelo, pero no fue así. Venía de frente", contó Hamil y agregó: "Solo sobrevivieron tres personas en nuestro piso: mi papá, yo y esta señora de Mississippi. El resto de la gente murió en ese piso".
El humo que se había concentrado en el techo y que debía salir por la ventilación se encontró con la salida sellada, lo que produjo una explosión que mató a muchos huéspedes. Los bomberos, trabajaron en el lugar con escaleras de rescate, con las que pudieron salvar a aquellos que colgaban de las ventanas y de las sábanas de los primero siete pisos. Mientras tanto, un bombero, desde el edificio de al lado, logró salvar con escaleras desde los pisos más altos. Mientras combatían con el fuego y desafiaban las alturas, rescataban de a pocas personas. Eran demasiadas.
Hubo una mujer, conocida como "the jumping lady" que saltó desde el piso 11 y milagrosamente logró sobrevivir. El cuerpo de Daisy McCumber, de 41 años, tuvo múltiples fracturas (rotura de pelvis, espalda y piernas). Logró salió adelante después de varias operaciones y la amputación de una pierna. Su salto fue capturado por la cámara de un estudiante llamado Arnold Hardy, quien acababa de llegar de un baile. La foto fue comprada por 300 dólares por la agencia AP, pensando que se trataba de una víctima mortal, pero luego identificaron a Daisy, que increíblemente estaba viva. Su caída fue amortiguada por un desagüe y una baranda.
Los cuerpos envueltos de las víctimas del incendio del Hotel Winecoff yacen en el suelo de la morgue del Hospital Grady. Familiares de las víctimas acudieron a identificar los cuerpos. Ciento veinte murieron en el incendio que convirtió en un infierno el hotel
Por esa foto, Hardy que había tomado la foto en función bulb, en la oscuridad, recibió al año siguiente el premio Pulitzer de fotografía. Había sido la imagen que simbolizaba la tragedia. La mujer saltadora no quiso hablar durante mucho tiempo sobre el incendio. Independientemente de todo lo que le había sucedido y excesivamente pudorosa, dicen que se avergonzó al reconocer que la mujer que caía con la ropa interior a la vista era ella. Daysi trabajó hasta jubilarse y murió en 1992, a los 86 años.
La propietaria del hotel, que tenía 76 años, la misma edad que su marido, intentó salvarse mientras bajaba de una sábana desde el décimo piso. No lo logró. Se resbaló y cayó al vacío. William Fleming Winecoff fue encontrado sin vida en el pasillo de su piso. La mayor parte de los estudiantes que participaban de la actividad escolar, también murieron. 30 de los 40. Saltaron y sus cuerpos fueron encontrados en pisos, techos vecinos, sobre camiones de bomberos, autos.
De las 280 personas que estaban en el hotel 119 perdieron la vida. Los días siguientes fueron retirando los cuerpos. Muchos murieron por la inhalación del humo. Una placa donde estaba el hotel recuerda a las víctimas y el combate de los bomberos contra el fuego durante dos horas y media.
l hotel volvió a abrir sus puertas en 1951 con otro nombre: Peachtree Hotel, ya equipado con alarmas contra incendios y sistemas de rociadores automáticos. Luego fue donado a la Convención Bautista de Georgia para alojar a personas mayores, y se vendió repetidas veces. Después de dos décadas de estar desocupado, en abril de 2006 el viejo Winecoff recibió una inversión de 23 millones de dólares. Tomó el nombre de su otra calle, Ellis y ahora es un "estiloso" hotel boutique en corazón de Atlanta, de cuatro estrellas, de elegancia moderna y eco-friendly.
Fuente: Infobae