Argentina
27 de agosto de 2019
La elección del alojamiento juega un papel clave en el éxito de cualquier viaje. Un hotel que cumpla con nuestras expectativas contribuirá sin duda alguna a nuestra satisfacción personal. Más allá de la categoría, lo que esperamos de un establecimiento es que los servicios por los que hemos pagado cumplan con unos estándares de calidad. Y es que dormir se come una parte importante de nuestro presupuesto.
Un estudio elaborado por la cadena Eurostars ha determinado que un buen descanso y el confort propio de un hogar son los factores más valorados por los huéspedes cuando se alojan en un hotel. Pero nosotros hemos querido ir un poco más allá y, tras consultar diversos estudios y encuestas de satisfacción realizadas a clientes, hemos resumido los servicios básicos que un establecimiento debe facilitar a sus huéspedes para hacerlo feliz.
La limpieza
Si hay algo en lo que todo el mundo coincide y que, por lo tanto, tendríamos que situar como una de las exigencias prioritarias más destacadas, es la importancia de la limpieza. Habitaciones, baños, espacios comunes, sábanas, toallas, cortinas o alfombras, y cualquier otro rincón accesible para el cliente deben estar perfectamente limpios.
Descubrir manchas sospechosas u olores desagradables son signos inequívocos de que no se ha limpiado con la profundidad necesaria, algo que con toda seguridad, puede arruinar una estancia que preveíamos perfecta.
La cama
Al final del día, y tras una jornada agotadora, disponer de una buena cama -cuanto más grande mejor-, un colchón confortable y de ropa de cama delicada es todo un regalo. Los hoteles, conscientes de la importancia de la calidad del descanso, en los últimos tiempos han mejorado sustancialmente este aspecto. Algunos de ellos, van más allá, diseñando espacios basados en la posición de la cama, el conocido feng shui.
El wifi
Tener que pagar por tener wifi en la habitación ha pasado a la historia. Hoy, el huésped da por supuesto que el hotel elegido tendrá internet gratuito, no solo en las zonas comunes, sino también en los cuartos. Sea un viaje de placer o de negocios, una mala conectividad provoca un nivel de frustración alto. Para muchos viajeros no poder consultar las redes sociales o una conexión excesivamente lenta es motivo suficiente para poner el hotel en la lista negra.
La atención
Aunque la automatización cada vez se impone más en muchos procesos -el check-in y check-out son ejemplos de ello- todo el mundo agradece el trato cordial del personal. Una respuesta amable de los profesionales de recepción ante una consulta , una buena atención telefónica, un buen servicio de camareros o personal de limpieza hacen que los clientes se sientan a gusto.
El baño
Un buen aseo privado es uno de los aspectos más valorados entre los viajeros, especialmente si este dispone de unas instalaciones eficientes (a ser posible, mejores que las de casa): con duchas con presión suficiente o control de la temperatura del agua, entre otras exigencias. Toallas gigantes, albornoz y zapatillas si se trata de un hotel de cierta categoría, secador de pelo y buenas amenities hacen las delicias de los huéspedes.
La seguridad
Salir de la habitación con la duda de que si cuando regreses todo estará en su sitio no es precisamente un buen indicativo de la calidad de un hotel. Sentirse seguro, disponer de un cierto control de acceso o contar con cajas de seguridad para guardar los objetos de valor son algunos de los detalles más valorados por los huéspedes.
Un ambiente agradable
Estar rodeado de una decoración agradable no solo en la habitación, sino también en el vestíbulo y en el resto de espacios comunes hacen sentir bien a cualquiera. Esto incluye, además del mobiliario, los olores - aunque con frecuencia algunos lo pasan por alto, influyen en la experiencia que vivimos- y sobre todo el aire acondicionado y la iluminación. Y es que una buena iluminación mejora la sensación de seguridad personal.
Y, finalmente, los servicios adicionales
Serás tú quien decidas si optas por estos servicios adicionales, pero poder tomar una copa en el bar del hotel o una buena cena sin necesidad de salir a la calle tras una jornada agotadora puede caer como un auténtico regalo. Desestresarse en la sala de fitness, en la piscina o intercambiar impresiones con otros huéspedes en la terraza o en el salón pueden ser también opciones imprevistas y a la vez perfectas, capaces de convertir un día cualquiera en una jornada de los más particular.