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Plaza de Toros de Colonia del Sacramento.

Fue construida por un argentino, estuvo abandonada durante 70 años y hoy es un paseo imperdible

16 de mayo de 2023

Abrió en 1910 para cerrar apenas dos años después, luego de que Uruguay prohibiera definitivamente las corridas de toros. Reabrió sus puertas en diciembre del 2021 y, enseguida, se instaló como un nuevo clásico coloniense.

El empresario naviero austrohúngaro y naturalizado argentino, Nicolás Mihanovich, desembarcó en Colonia del Sacramento a principios del Siglo XX. Embelesado con las arenas blancas del Real de San Carlos, sumado a la cercanía con Buenos Aires, y adelantado a su tiempo, Mihanovich emprendió con cierta megalomanía un gran hotel, una plaza de toros para 10 mil espectadores, una enorme cancha de pelota-paleta con un frontón de 62 metros (la más grande de Sudamérica, que pronto será refaccionada), un muelle propio y hasta un tren de trocha angosta para el traslado de los huéspedes. El delirio de grandeza fue tal que su emporio tuvo luz antes que el resto del pueblo, gracias a una usina propia.

Sólo hubo 32 corridas, donde participaron 182 toros (ninguno murió) y 12 toreros que tuvieron 19 accidentes.
Xavier Martín
Las corridas de toros eran, sin duda, la atracción principal. Prohibidas en Argentina, Mihanovich entendió que había un público dispuesto a hacer excursiones hasta la costa vecina para poder seguir disfrutando de ese polémico espectáculo. Sin embargo, en ese entonces, aunque el circo taurino eran verdaderas fiestas populares en Uruguay, también crecía la queja de grupos protectores de animales que pedían su prohibición.

La gloria y la derrota
En 1912, el intendente de Colonia, Felipe Suárez, le exigió a Mihanovich que hiciera corridas pero que no se hiriera a los toros. La prohibición estaba a la vuelta de la esquina. Apenas dos años después de inaugurada la plaza de toros Real de San Carlos, en 1912, el presidente José Batlle impidió todo juego con animales, incluso las riñas de gallos y la corrida de toros. El sueño de los Mihanovich (una poderosa familia que monopolizaron durante muchos años el tránsito de pasajeros en los ríos De la Plata y Uruguay) comenzaba a desmoronarse. Sin un "llamador", la gente dejó de ir y todo quedó en ruinas.

Publicidad de las corridas de toros en Colonia del Sacramento.
Sólo hubo 32 corridas, donde participaron 182 toros (ninguno murió) y 12 toreros que tuvieron 19 accidentes. Luego, el olvido. Abandonado durante más de 70 años, la Plaza de Toros "Real de San Carlos" era un destino de travesuras para los jóvenes colonienses y un sitio de paso para los turistas que se acercaban hasta allí para contemplar lo poco que quedaba en pie: jirones de la arquitectura árabe-española y el esqueleto de hierro fundido que lo sostenía, una estructura de metal fundida fue importada desde Alemania.

La galería de la plaza de toros.
Xavier Martín

Recuperado y reluciente
Luego de muchas idas y vueltas, el municipio encaró su recuperación. Reabrió en diciembre del 2021 y muchos lo tomaron como el antes y después de la pandemia. Una muestra más del momento que atraviesa Colonia. "Algo bueno ya estaba pasando antes del Covid-19 y ahora se profundizó", dice Fernando Badano, administrador de este sitio que luce prácticamente renovado y al que se accede por una galería que deja entrever las entrañas de un gigante reluciente y que culmina en la denominada plaza, hoy reconvertida en un sitio de eventos que dispone de la mitad de las gradas.

Vestigios de la arquitectura árabe-española.
Xavier Martín

En 2022 lo visitaron más de 80 mil personas. Además, suele haber programación musical en el anfiteatro y, en la galería de entrada, hay una bodega para probar vinos de la zona. "Y pronto vamos a abrir un restaurante y un gift shop", avisa Fernando.

Nota de prensa sobre su inauguración, en 1910.

Datos Útiles
Avda. Nicolás Mihanovich S/N. T: (+598) 91 395 727. FB: plazadetorosRSC De miércoles a viernes, de 11 a 17. Los sábados, de 11 a 20. Las visitas guiadas cuestan $u 170. Hay una nocturna, que sale $u 200. Menores de 12 años no pagan.

Fuente: La Nación