Argentina

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¿Pasaporte sanitario para viajar por el mundo?

9 de julio de 2020






La Organización Mundial del Turismo busca estrategias para reflotar la actividad y establecer protocolos en transportes y hoteles para ser aplicados en los próximos meses, una vez que los viajes vuelvan a ser una realidad. Uno de esos requisitos, que está en etapa de aprobación, es el pasaporte sanitario, una declaración digital en la que cada pasajero, con antelación al vuelo, deberá realizarse un estudio en un laboratorio o centro médico autorizado, para demostrar que no tiene el Covid-19, y así poder embarcar. Luego, ese instituto de salud subirá la información a una plataforma en red a la que también estarán conectadas las aerolíneas. Se apoya en una solución española que se llama HI+Card. Los representantes de la organización mundial aclaran que no sería un pasaporte de inmunidad porque nadie puede garantizar la imposibilidad del contagio.









París. El mundo se preapara para una nueva normalidad.





El procedimiento en sí es sencillo: cuando se compre un pasaje, la plataforma de la aerolínea va preguntar si quien viaje tiene el certificado de Covid-19 y si autoriza a compartir sus datos. Así, de manera automática, se sincroniza la información con la plataforma de la red digital donde también participan los institutos de salud autorizados a realizar el test, cuyo certificado negativo se tiene que emitir 10 días antes del viaje. Con la aprobación, el pasajero recibirá una especie de boarding pass digital en una aplicación para el celular que deberá presentar en el aeropuerto, evitando además los controles de salud que les harán a los pasajeros que no lo hayan tramitado.









La postal inédita de la Fonrana di Trevi, Roma, con apenas un puñado de turistas.





Para ver la viabilidad de este procedimiento, en julio van a hacer una prueba piloto en las Islas Canarias con Aena (empresa que gestiona aeropuertos en el mundo) y varias aerolíneas. Esto es parte de una apertura de fronteras responsable y coordinada a nivel global. Los responsables aseguran que, si la prueba funciona, resultará muy fácil implementarlo rápidamente en el resto de Europa, América y otras regiones. Incluso, consideran que la fase uno sería su uso en aeropuertos pero, de dar buenos resultados, lo trasladarían a las fronteras terrestres y marítimas, especialmente en los cruceros.