Historia
El cotizado establecimiento que es tan característico de Bariloche no surgió del libre juego de la oferta y la demanda, sino de una firme decisión estatal que no dejó de provocar oposición en el pueblo.
8 de diciembre de 2025
Quedó en la historia política de la Argentina como el sector conservador, pero cuando retornó al poder después de las experiencias de la Unión Cívica Radical (UCR) imprimió una serie de vertiginosas transformaciones que hicieron considerable mella en Bariloche. Se simpatice con la corriente que se simpatice, nadie podrá negar que después de la década de 1930, nada fue igual en aquel pueblo de perfil agrícola ganadero y atmósfera montañesa.
A mediados de ese período, las temporadas turísticas en el sur del Nahuel Huapi eran solo las de verano. Las invernales recién se tornaron significativas alrededor de medio siglo más tarde. Las cosas no iban mal para las dimensiones que tenía localidad por aquel entonces, pero la demanda comenzó a superar a la oferta y se dio una especie de crisis de crecimiento, porque la infraestructura hotelera y gastronómica comenzó a resultar insuficiente.
El evidente déficit coincidió con la presencia en el gobierno nacional de personalidades que proyectaban dejar atrás la estampa rural y pastoril de los orígenes para encaminar la zona hacia un modelo decididamente turístico. Como parte de sus planes, anunciaron que iniciarían la construcción de un nuevo hotel que debería atraer selectos pasajeros hacia la zona de Llao Llao. Imagínense lectores cómo recibió la noticia el sector hotelero, cuyos albores no estuvieron exentos de dificultades.
Al menos inicialmente, los planes de modernización que impulsó la Dirección de Parques Nacionales a mediados de la década en cuestión no cayeron bien en todos los ámbitos de la vida barilochense. En efecto, fue considerable el desagrado que expresó el empresariado cuando supo que, con fondos públicos, se proyecta erigir un nuevo e importante establecimiento que competiría con los que ya existían.

Interiores del establecimiento. Archivo Visual Patagónico.
Como respuesta, se desplegó una tarea importante de lobby para que el Estado abandonara el proyecto, pero ante el déficit en materia de infraestructura que apuntábamos más arriba, en el rediseño de San Carlos de Bariloche que ideó Ezequiel Bustillo se incluía el levantamiento de un nuevo hotel en la zona de puerto Pañuelo. Ventila las alternativas que se sucedieron la historiadora Laura Méndez en su libro "Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche" (Prometeo Libros, 2010), a esta altura, un clásico.
Temores
Dice uno de los párrafos pertinentes: "La Asociación de Hoteleros manifestó su disconformidad ante la decisión de Parques de construir el hotel Llao Llao en la península San Pedro (sic), de primera categoría y de inmensas dimensiones. En una carta que el director del Parque Nacional Nahuel Huapi, Emilio Frey, envió a (Ezequiel) Bustillo con fecha del 15 de marzo de 1935, se evidencian con claridad los temores que los empresarios turísticos locales poseían frente a la Dirección de Parques".
La carta que elevó Frey a su superior huele a tarea de espionaje: "Las otras noches hubo una reunión de hoteleros de Bariloche, en el Hotel Parque con asistencia de los representantes de Exprinter (señor Voiseau). Eves, Villalonga, Navegación Capraro, senador señor Patrón Costas, el director de Aduanas, señor Pinedo, etcétera". Como puede advertirse, no se trataba de nostálgicos del pasado, sino de destacadas figuras de los negocios y la política que no veían con buenos ojos tamaña inversión.
Recordemos que Robustiano Patrón Costas estuvo a punto de ser presidente de la Nación. Según el informe de Frey, "se ha tratado la situación creada este verano por la falta de alojamiento en los hoteles de Bariloche, llegándose a la conclusión que los hoteleros estarían dispuestos a ampliar las mejoras y comodidades, pero que se abstendrían en atención de que la Dirección de Parques construirá el hotel en Llao Llao".
Si la mirada se limitara al corto plazo, hay que admitir que la preocupación tenía alguna cuota de justicia. "Se ha hablado que siendo los hoteleros de Bariloche los verdaderos pioneers (sic) que han favorecido la afluencia del turismo construyendo con uso de crédito los hoteles que ahora poseen, cuyas deudas recién les son posibles mitigar, ahora se les quiere poner a un lado", es decir, dejarlos afuera del negocio.
Siempre según el entonces director del Parque Nacional, para los hoteleros "la Dirección de Parques en lugar de construir el gran hotel en Llao Llao, cuya obra creen prematura, deberá de ayudárseles de inmediato para reforzar y ampliar los hoteles de Bariloche y los demás diseminados por el Parque, a fin de que estuvieran en condiciones de poder albergar a todos los turistas que vengan en la próxima temporada".

El incendio de 1939. Colección Lamuniere en Archivo Visual Patagónico.
Admitía el minucioso reporte de Frey que a raíz de los planes de Bustillo "se ha creado una mala atmósfera por la construcción del gran hotel, que ciertos hoteleros no dejan de inculcar a personas de representación, diputados, senadores, etcétera". Según una idiosincrasia que pareciera más propia de la actualidad, "los hoteleros han manifestado que el Estado no debe construir hoteles, que su construcción debe ser iniciativa de empresas particulares secundadas financieramente por la Dirección de Parques".
Sin embargo, el sector que quedó en la historia como conservador pisó con ganas el acelerador de las transformaciones y el hotel Llao Llao se inauguró el 9 de enero de 1938, tres años después de que los hoteleros de Bariloche hicieran público su descontento. Como más o menos se sabe, un incendio afectó sus instalaciones en octubre del año siguiente, pero con idéntica rapidez se reinauguró en diciembre de 1940.
El proyecto de Bustillo se concretó en la práctica y el establecimiento se convirtió con ímpetu en oferta turística para turistas de alto poder adquisitivo, políticos y diplomáticos. Seguramente en el corto plazo el impacto fue perjudicial para los hoteles que ya existían en el casco céntrico del pueblo, pero puede intuirse que en el largo plazo, tanto la nueva infraestructura como las demás modificaciones que impuso Parques Nacionales, redundaron en beneficio de la actividad turística en su conjunto.
Fuente: El Cordillerano
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