Argentina
15 de junio de 2020
8 de la mañana . Se abre el telón y comienza a expandirse el irresistible aroma de café recién preparado que se mezcla con el de las gloriosas medialunas que salen humeantes del horno de una cocina que ya no descansa hasta las 11 y que tal vez se continúe con un improvisado brunch .
Las mesas están preparadas prolijamente con un buffet que se repite casi idéntico cada mañana facilitando la localización de los platos y de los cubiertos Pronto comienzan a llegar los madrugadores que bien temprano corren las cortinas de los ventanales y dejan el cuarto en silencio para tomar posesión de alguna mesa cercana a los termos de café o de leche o simplemente próximas a lo que le promete concretar su imaginario gustativo.
Allí están a los sabores más intensos , de esos que nos invitan otras experiencias foodies que siempre ameritan una mención nostálgica o tal vez vividas en otras latitudes. Lo cierto es que en el mundo hay desayunos para todos los gustos .
Los turcos como muestran en las novelas utilizan para sus desayunos la máxima de varias cosas buenas no puede salir una mala. y diseñan una suerte de almuerzo que incluye una selección de panes, quesos cremosos, aceitunas, tomates, pepino, embutido turco, mermelada y miel. Por supuesto, se acompaña con excelente té o café turco. Israel no se queda atrás por las mañanas y propone shakshouka que consiste en huevos con una salsa a base de tomate, pimiento, cebolla y varias especias, también disponible en versión picante que cuesta pensar .
Sin embargo uno de los desayunos más apreciados por los amantes de la repostería tradicional son los desayunos franceses. Croissants de todos los tipos acompañados de dulces de tradición centenaria y waffles calentitos que compiten con las baguettes más largas. El desayuno americano por su parte suele estar compuesto por dos huevos, beicon, salchichas pequeñas, panqueques y salsa de arce aunque también incluye tostadas, café o té o jugo de frutas tropicales. En su versión más abundante, también puede incluir platos calientes como huevos revueltos, salchichas y sopas de leche. Los rioplatenses somos más simples y optamos por un mate a veces lavado con algún pastelito de membrillo o de batata
Ya es las 9 de la mañana y se van completando las mesas con la llegada de mujeres con sus cabellos mojados y de los niños que todavía adormecidos se arrojan a los smoothie bowls que combinan con yogures coloridos y frutas de estación. Ellas también adoptan el light power, un tazón gigante de frutas frescas yogurt, granola casera y miel y optarán por un blend de tés nacionales o por el sofisticado Indian Chai que es ya tendencia.
Mientras tanto las tostadoras no cesan de impulsar rodajas de pan dorado , que serán untadas con mermeladas de tradición familiar con escaso azúcar o quesos cremas diet más amigables con las flamantes dietas que todavía se resisten a comenzar
La foto ya está perfecta : la familia sonriente en torno a una mesa compartiendo sabores y proyectos bien amerita un registro que debería quedar plasmado en el Libro de Mi Hotel .Por que el desayuno huele a afecto , remite a lo más genuino, a estampas de la infancia que vivimos con abuelos , con hermanos ,con tíos y hasta con bandas de primos que ya no vemos.
Lamentablemente la escena pronto llega a su fin .En un momento los diálogos bien sonoros y el análisis de los planes en familia pasarán a un segundo plano al ser interpelados por el mundo digital que nos priva del placer de compartir un momento único , ése que a veces falta en el trajín cotidiano que nos impone la ciudad
10 de la mañana - Las mesas van quedando vacías. Lentamente los manteles van perdiendo su prolijidad y se convierten en depósitos improvisados de platos dulces o salados que se acercaron en los reiterados viajes de los golosos. Los mozos y las mozas nos hacen saber con sus gestos que ya es tiempo de dejar el lugar para preparar el almuerzo
Lo cierto es que nadie, absolutamente nadie, bajo ninguna circunstancia debería privarse de un desayuno. Es sublime.