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Las habitaciones del Pepe Vieira Relais & Châteaux se ubican en galpones con enormes cristaleras donde contemplar el amanecer es pura magia.
12 de noviembre de 2024
Cuando la luz empieza a entrar por la cristalera, todo toma sentido. Desde el galpón número 10 se contemplan unas maravillosas vistas de la ría de Pontevedra. No hay un ruido, los árboles y algunos pájaros ponen música a ese amanecer en el hotel Pepe Vieira, una joya escondida en Raxó donde todo sabe y lleva a Galicia. Inaugurado hace apenas un año, el proyecto liderado por el chef Xosé T. Cannas, que en el gastronómico del hotel luce dos estrellas Michelin, ha conseguido este año dos llaves de la guía francesa.
Los motivos para tanta distinción se encuentran en su arquitectura y su diseño, en su hospitalidad y buen hacer del equipo, en su respeto al pasado y al futuro, en ese todo que arropa al huésped según cruza su puerta. Si lo que busca es un lugar para perderse (o encontrarse, todo según se mire), coja el Camiño da Serpe y dará con este idílico destino. Allí encontramos los 14 galpones (inspirados en estas antiguas construcciones donde tradicionalmente se guardaban máquinas, herramientas de trabajo y cosechas) de aire minimalista que se han convertido en espléndidas habitaciones dobles que miran al bosque y se envuelven entre árboles frondosos.
Vista superior de las habitaciones.
En su interior también se cuela la naturaleza; entre el baño y el dormitorio, un patio acristalado lleno de vegetación tamiza la intensidad de la luz a lo largo del día. Las tumbonas del jardín exterior se convierten en el lugar perfecto para ese rato de relax que pide el cuerpo después de comer.
Con una filosofía sostenible en el ADN, no falta en el paisaje un hermoso huerto ecológico que sirve también de despensa al restaurante gastronómico. "La inspiración para crear todo esto me vino del chef francés Michel Bras. De hecho el concepto se parece bastante a su hotel de Laguiole, en Francia", cuenta el cocinero gallego, quien ha querido hacer la experiencia más completa y amable a quienes se acercan a su casa. "Puedes disfrutar de nuestra gastronomía y además dormir en este entorno, que es reflejo de nuestra historia y la base de todo lo que hacemos".
Pepe Vieira, en su huerto ecológico.
Para empezar el día, es altamente recomendable probar el almorzo, que incluye zumos naturales, un huevo frito con trufa y cecina de buey y pequeños bocados como una filloa de remolacha, una selección de panes aliñados con oliva negra, trufa y tomate y un pan de trigo crujiente con queso Savel y albahaca verde. En la parte dulce, el cruasán y el roll de canela se llevan la palma. De aquí directos a la piscina exterior, donde las vistas reconcilian a cualquiera con el mundo. Sencillamente maravillosas.
Si el día no acompaña, no pasa nada. En los salones interiores hay cómodos sofás donde saborear una copa de albariño o un café mientras se lee una novela -se pueden coger de las mesas- de Paul Auster o Gabriel García Márquez, dos de los escritores favoritos del chef, o se ojea alguno de los libros de arte o fotografía, dos de las debilidades de este gallego humilde y sensible, que desde niño soñó en poner en valor su tierra y sus raíces. En principio, lo hizo a través de los sabores y las recetas que iba recuperando para sus menús; desde hace un año también soñando en sus galpones con vistas a la ría de Pontevedra.
Plato del menú degustación.
Más información. Pepe Vieira Relaix & Chäteaux. Web: www.pepevieira.com Desde 450 euros la noche con desayuno.
Fuente: El Mundo