Turismo
Algunos figuran como cita obligada en las guías turísticas de la ciudad y otros, tienen tragos de excelencia en un entorno único. Por qué vale la pena conocerlos.
9 de octubre de 2023
Allá lejos y hace tiempo quedó la formalidad intimidante de los clásicos bares de hotel. Apartándose del estereotipo del espacio frío y desangelado, al que solo acuden los turistas sin mucha idea de adónde ir a parar, hoy los hoteles de lujo de Buenos Aires han renovado su movida nocturna gracias a propuestas con tanta calidez como buena convocatoria. Aquí, un paneo por los más atractivos y sus diferentes agendas.
Elegancia cool
Desde que el hotel Sofitel de Recoleta reabrió sus puertas sobre la calle Posadas, fue renovando la identidad de sus espacios gastronómicos. Primero fue el restaurante Alma, y en agosto le llegó el turno al bar insignia, Felicia. Con coctelería de autor a cargo de Mona Gallosi y una propuesta gourmet que va mucho más allá del tapeo, propone un ambiente íntimo con guiños a lo mejor del art déco. En sus elegantes sillones de pana mostaza es posible disfrutar tragos como el Mitología, con vino espumante, pera, jazmín y Drambuie o el Felicia, con Brandy, Cointreau, Bitter de chocolate, pochoclo y caramelo, y combinarlos con la hamburguesa de tira de asado con tomate, lechuga, panceta, cheddar y salsa tártara con papas fritas o el coliflor grillado con curry y puré de batata especiado, entre otros platos generosos. Abierto todos los días, también vale la pena chequear las fechas en las que se suma un DJ en vivo y complementa la propuesta.
A pocas cuadras, Pony Line, dentro del Four Seasons Hotel, sigue siendo uno de los puntos preferidos de la noche porteña. A sus convocantes DJ sessions se suma el atractivo de su hamburguesa, una de las más recomendadas de la ciudad, que además se marida con su carta de cocktails de autor, renovada dos veces al año. Por estos días, seducen con creatividades como el Palito Bombón Helado (tequila, rosa mosqueta, helado y pomelo) o el Lo Mío es Cuyo (gin, uvas, jazmín), entre 10 nuevas opciones. La carta más reciente fue creada por los bartenders del hotel, "usando productos argentinos y diferentes elementos gastronómicos típicos del país, sabores audaces, delicados y fuera de lo común dentro de la coctelería", ilustran. Se trata del estilo transgresor que ya es un sello del hotel y parte de la razón de su éxito.
Espacios al aire libre
El centro porteño también tiene su movida dentro de los mejores hoteles. Uno de sus puntos neurálgicos es el after office que propone Flora en los pintorescos jardines del Hotel InterContinental, en el corazón del barrio de Montserrat. De miércoles a jueves de 18 a 23 hs, ofrece 2x1 hasta las 20 en todas las bebidas y propone un espacio con la sofisticación justa para cerrar el día laboral. Al aire libre y entre arbustos, enredaderas y la distinción clásica del ladrillo a la vista, aquí es posible ingresar sin reserva, pero conviene hacer una para acceder a una mesa (y para mayor comodidad). La novedad de este año es que también se inauguró Plaza Flora, en la parte de arriba de los jardines. Este será un espacio exclusivo para eventos privados o corporativos.
Y en plan de disfrutar el aire libre, el SkyBar del Pulitzer Hotel no solo cumple con creces, sino que además otorga una de las vistas más increíbles de la ciudad. Ubicado en el piso 13, ofrece un entorno relajado en el que tomar un cóctel y escuchar buena música, "con el cielo como único testigo". Presenta una atmósfera playera y mediterránea que invita a llegar a la terraza y olvidarse del calor, el estrés y el asfalto. Cuentan con ciclos de música en vivo y una barra no apta para aquellos con vértigo, porque balconea directo sobre el downtown porteño. Un dato importante: también hacen hincapié en la gastronomía, que fusiona la cocina de diferentes latitudes y los sabores mediterráneos con un toque de autor de la mano del chef Agustín Monticelli.
Asimismo en las alturas, Dome Roof Top Bar es la apuesta más canchera del Hotel Tango de Mayo, ubicado en un edificio estilo art nouveau de 1913 que supo ser la antigua fábrica Singer. El bar recibió el nombre de Dome gracias a las fantásticas cúpulas que se pueden observar desde el sexto piso en el que se aloja, entre ellas la del Palacio Barolo, vecino ladero. Aquí la propuesta es disfrutar de un espacio abierto en plena ciudad con una amplia carta de cócteles y un menú de tapeo con foco en la cocina argentina, creado por el chef Diego Gera. ¿El mejor momento para visitarlo? Los afters cotizan muy bien y se realizan de martes a sábados de 17 a 0 hs, con un happy hour de 18 a 20. También se programan eventos corporativos y sociales, meriendas, brunchs y un próximo a estrenarse almuerzo de seis pasos. "Todo para disfrutar dentro de este mágico escondite porteño", invitan desde el hotel.
Una noche multicultural
Pero no siempre hace falta hablar de 5 estrellas para encontrar bares de hotel con personalidad propia. En Palermo, Selina es conocido como un lugar de encuentro para nómadas digitales, viajeros de todo el mundo y locales que buscan sentirse de viaje sin salir de su ciudad. Aquí la propuesta gastronómica de la primavera celebra la influencia internacional de la cadena (que tiene más de 100 locaciones alrededor del mundo) y ofrece una experiencia para una audiencia diversa.
En su terraza, con vibras de vacaciones todo el año, el hit son las pizzas a la parrilla maridadas con una selección de tragos de autor y cervezas artesanales, además de los mejores atardeceres de la zona. Otros espacios del hotel también ofrecen tapas, empanadas y hasta una reversión del asado argentino. "Somos 'el lugar para estar', donde la comunidad global se encuentra y disfruta de un ambiente relajado y amigable mientras crea recuerdos inolvidables", describen.
Y es que en estos bares de hotel el encanto no solamente está en la movida que han creado, sino también en la posibilidad de un público más diverso e internacional, en una convocatoria que atraviesa fronteras y culturas y vuelve aún más entretenida la noche porteña.
Fuente: Perfil