Argentina
3 de mayo de 2021
Las posibilidades de servicios de una empresa turística son innumerables. Y no todos ellos van dirigidos a un mismo segmento de clientes. Al contrario. Por ello, es fundamental que contemos con ciertas piezas comunicativas específicas que se adapten del mejor modo a cada uno de los perfiles de clientes que requieren los distintos servicios turísticos que ofrezcamos. Y estas piezas de las que hablo son los catálogos digitales.
Los catálogos digitales segmentados según los diferentes servicios ofertados son una herramienta ideal para llegar a sectores más amplios de clientes potenciales. Identificar las necesidades de estos segmentos de clientes, adaptar nuestros servicios a estas necesidades y usar los catálogos digitales para lanzarlos al mercado puede resultar una estrategia ganadora.
Sin perjuicio de que estos mismos servicios aparezcan detallados en la página web y se hable de ellos en el blog y en las redes sociales, los catálogos digitales segmentados nos abren la posibilidad de explotar nuevas vías de comunicación a través, por ejemplo, del email marketing.
Un hotel, por ejemplo, tendrá un catálogo digital dedicado al servicio de bodas; otro, para congresos profesionales; otro, para celebraciones privadas de toda clase. También se puede usar el formato de catálogo digital para informar de las novedades que se produzcan en el hotel de una temporada a otra a un público asiduo, y, por supuesto, segmentado por nacionalidades e idiomas.
Un catálogo digital es una herramienta de marketing enfocada a vender un producto o servicio y donde se ofrece información del mismo de manera altamente detallada.
Hoy en día, hablamos de catálogo digital, y no catálogo a secas, porque en este formato digital cuenta con innumerables ventajas con respecto al catálogo impreso.
En primer lugar, el catálogo digital supone un considerable ahorro presupuestario al no tener que pasar por imprenta. Podemos disponer de un número infinito de ejemplares digitales sin que el coste de producción aumente. Y actualizarlo sin más problemas las veces que sea necesario. Si bien, no debemos dar la espalda definitivamente a la imprenta, todo lo contrario. Complementar ambos formatos es una estrategia razonable, de manera que al no tener ya que disponer de una gran tirada impresa, con los costes económicos que ello supone, podemos destinar una parte de nuestro presupuesto a realizar una edición limitada de nuestro catálogo en un formato muy, muy cuidado, con buenos papeles y acabados de lujo, destinada a esos clientes tan especiales a los que nos interesa ofrecer lo mejor de nuestra empresa.
Por otro lado, el catálogo en formato digital ofrece la posibilidad de ir actualizando, adaptando y modificando el contenido, además de corregir algún error o errata que se haya podido producir, sin necesidad de empezar de cero.
Otra gran ventaja es el refuerzo que su uso puede llegar a producir en la imagen de marca. Porque no debemos olvidar que su diseño debe ser totalmente coherente con nuestra identidad corporativa. Un catálogo digital bien diseñado, con la información precisa y bien estructurada, de fácil y cómodo manejo, reforzará muy positivamente la imagen de nuestra empresa en la mente del cliente, que de este modo nos asociará a un modo de trabajar efectivo y de total confianza.
No olvidemos que para acceder a un catálogo digital no es necesario entrar en internet: puede guardarse perfectamente en cualquier dispositivo y consultarlo cuando sea necesario.
En un siguiente post, hablaremos de cómo debe ser un catálogo digital profesional.