Historia

Historia

Año 1827: Abre el hotel de Faunch, primer "cinco estrellas" de nuestra historia

Te cuento que si ya leíste más abajo la crónica de "Doña Clara, una de presos, prostitutas y posadas coloniales", quizás te interese saber cómo continúa esta pintoresca historia.

10 de marzo de 2023

Aproximadamente a mediados de 1813, James Faunch y su esposa desembarcaron en nuestro populoso puerto. Debido a la lluvia, el viento y el barro del invierno, la primera impresión de Buenos Aires no les resultó tan prometedora como les habían contado, pero estaban tan cansados de Londres, sus constantes cambios y su ritmo bullicioso, que decidieron probar fortuna en el Nuevo Mundo y mudarse allí con todo su conocimiento y experiencia gastronómica a cuestas. Tristemente empapados como estaban, terminaron recalando en una posada no muy lejos de allí que sobre sus puertas exhibía un pesado cartel de madera con la siguiente inscripción a secas: "Posada de Doña Clara". Acá pasaron una larga temporada: los Faunch aportando los últimos chismes y novedades de la Inglaterra industrial y miss Clara Taylor contándoles todo lo que había que saber acerca de la ciudad e introduciéndolos al señorial círculo de comerciantes ingleses.


En el pasado, los Faunch habían sabido ser exitosos taberneros gracias a una férrea y austera administración, pero por sobre todo por un amplio conocimiento y buena mano en la cocina. Sobrada prueba de esto se da en una noche en la que Mrs. Taylor agasaja con una cena a un selecto grupo de invitados británicos y de la alta sociedad. James y Mary cocinan un sabrosísimo steak & kidney a la vieja usanza que deja atónitos a los comensales. La leyenda de los Faunch recién comenzaba.

A principios de 1818 adquirieron la vieja "Fonda de los Tres Reyes" frente al Fuerte, en la esquina donde hoy se levanta el Banco Nación. Comenzaron inicialmente con un mesón que se hizo famoso por sus deliciosos platillos y el paso seguido fue proveerlo de unas simples habitaciones en el primer piso. Los salones de la planta baja pronto comenzaron a ganar fama por los banquetes que allí se realizaban. En abril de ese mismo año, el periódico Argos de Buenos Aires describe en sus páginas lo siguiente: "cincuenta y siete ingleses celebraron el cumpleaños del Rey Jorge IV en la nueva fonda de Mr. Faunch. La mesa estaba espléndidamente vestida y acompaña con cubiertos de plata, gran cantidad de banderas alusivas y un excelente y profesional servicio"


Ciertamente, la comunidad europea copaba siempre las instalaciones, pero Faunch, que no era tonto, también supo brindar otras fiestas fenomenales, como por ejemplo la que se ofició para celebrar la victoria de la batalla de Ayacucho, a la que acudieron militares, miembros del Cabildo y absolutamente toda la sociedad patricia de la época, la cual fuera considerada como la fiesta más espléndida que Buenos Aires tuviese memoria hasta el momento.

Cuentan que Faunch era de aquellos que pensaban que cuando uno estaba en la cima, lo único que quedaba era ir por más. Y es exactamente lo que hizo. No conforme con sus logros, su éxito y su inserción en la sociedad, decidió regalarle a Buenos Aires un Hotel como solo podía encontrarse en las principales ciudades del Europa. En 1827 coparon un amplio edificio recientemente construido frente de la Catedral sobre la calle Catedral 36 (hoy San Martín) y un helado 16 de mayo, desplegando gala, pompa y un esplendor nunca se había visto antes en nuestra ciudad, inauguraron el establecimiento con una fiesta que duró varios días, con deliciosos platos que no paraban de desfilar, vinos de todas partes del mundo y un dueto de cuerdas acompañado por un pianoforte que amenizaba la noche e invitaba al baile. Así y todo, el Hotel era la estrella y fue más deslumbrante todavía que el evento en sí. Los diarios de la época lo describieron como "soberbio" y "revolucionario", entre otros adjetivos que denotaban que, por lo visto, nada parecido se había visto hasta el momento. El Hotel Faunch había sido montado con toda la decoración y los lujos de la época, sin embargo, contaba con los siguientes detalles extra entre sus servicios: amplias y hermosas habitaciones con vista a la Plaza; baños privados con agua fría y también caliente, lo cual era muy inusual para la época; fastuosos salones de fiestas y reuniones; hermoso mirador con vista al río; edificio Iluminado en su totalidad con lámparas de gas, siendo esto una novedad de gran relieve, dejando atrás el viejo método de velas de cebo. Era entendible que nadie quisiera perderse la experiencia de vivir en el mejor hotel de Buenos Aires...


Pecamos de trillado al decir que nada dura para siempre y que todo aquello que llega a su apogeo, tarde o temprano tiende a declinar. Aunque en este caso fue más temprano que tarde, ya que un triste 15 de mayo de 1828, a menos de un año de la inauguración, fallece súbitamente James Faunch. Sus restos fueron conducidos al Cementerio Protestante, junto a la Iglesia del Socorro. "Un numeroso grupo de amigos del extinto" publicó el British Packet "acudió a dar el último adiós a quien en vida fue un hombre verdaderamente respetable y bueno. El hotel de la calle de la Catedral está ahora a cargo de su viuda". Efectivamente, su esposa Mary siguió adelante con el negocio un par de años más, pero a mediados de 1832, cansada y con ganas de nuevos aires, decidió vender el fondo de comercio y marchar para Inglaterra. Desafortunadamente, fallece a los pocos meses en el naufragio del buque Brompt, cerca de las costas de Montevideo, del cual nada pudo rescatarse.

Mucho le debemos a los Faunch, estos agradecidos inmigrantes que le regalaron a nuestro país su primer hotel cinco estrellas mundialmente conocido, con todo el lujo, servicio y pomposidad. Nada volvería a ser como antes y los hoteles que lo precedieron verdaderamente se tuvieron que esforzar para mantenerse a la altura o bien superar la calidad de este "super hotel de lujo".

Hoy en día James Faunch, el primer hotelier de la Argentina, descansa sus ajetreados días de servicio en el Cementerio de la Chacarita y su lápida puede ser descubierta por los buscadores más curiosos.

Por Pat Harrington, extracto del libro "300 AÑOS DE HOTELERIA EN ARGENTINA"®. Propiedad Intelectual Registrada. De su blog