Un futuro despejado.

Ya es un clásico leer las profesiones o actividades que serán suplidas por esta movida, supuestamente arrolladora, de la IA. Parece que todos pierden en este confronte.

La IA nace de una estructura mental analítica, toma y absorbe datos de diversas conformaciones mentales, trabajando en esa rutina y hacia el infinito. Es una gran esponja.

Procesa toda la información pero siempre en ese mismo plano. No puede interactuar con pasiones, emociones y sensaciones reales, o sea, biológicas. Y menos equivocarse ya que no le está permitido.

El Improvisador y sus improvisaciones es un humano feliz que ríe de sus equivocaciones y es más feliz aún cuando más personas ríen de sus yerros. Por fin el mundo está cambiando...

Algunas visiones atrasadas quieren ver sangre digital y ponen el símbolo "vs" para iniciar la disputa.

Y acá es donde aparece la magia del Improvisador que jamás podrá ser contrarrestada, porque si supuestamente la toman de rehén, ya cambió.

Ja ! miles de Improvisadores en el mundo cambiando cada segundo. No hay algoritmo posible que encripte este cocktail creativo superador, al estilo de la teoría del Big Bang.

Al ser la improvisación la vida misma se alinea sola con un vibrar interno y natural sin cálculos previos de inteligencia superior. El Improvisador es la vida misma, justo el punto que aún desconocemos. Imaginense partiendo desde ese lugar ignoto imposible de dimensionar.

La IA tiene que ser creada y desarrollada a partir de la vida misma, o sea, un segundo después del posicionamiento libre que hace el Improvisador.

En fin, matices y apreciaciones que fortalecen la propuesta Impro como un gran medicamento para el Alma, la conciencia del espíritu.

Entonces, es preferible tener el alma dolorida después de tanto andar y andar, que tenerla muerta por haber cesado la búsqueda - del libro Juan Salvador Gaviota -

La magia continúa...

Roberto Salvi.