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Avatares climáticos en la hotelería

Escribe Roberto Salvi.

18 de mayo de 2023

Se ha despertado con fuerza desde hace un tiempo el nuevo maridaje de los hoteles con la naturaleza. Ha nacido una nueva asociación.

La demanda del público sigue sostenida. Lo que antes no motivaba tanto, ahora es una atracción más intensa. Por supuesto que la pandemia, con su sacudón sobre las emociones, hizo gran parte de la movida. Este nuevo direccionamiento es real, está activo y será muy duradero. La amistad verde y sustentable es objetivo, de corto, mediano y largo plazo. Tiende a la perpetuidad. Este nuevo módulo de tiempo se alinea perfectamente con los plazos de inversión y recupero en la hotelería.

Ahora bien...

Desde siempre la ponderación del factor clima dentro de la matriz inicial para la creación de un hotel fue de baja incidencia. No tenía implicancias muy notorias y relevantes. El tiempo-clima era muy parejo y las cuatro estaciones estaban muy bien definidas. No había picos extremos, salvo muy esporádicos.

La elección de lugares tenían, desde siempre, tres variables a tener en cuenta: ubicación + ubicación + ubicación, privilegiando excelentes entornos, vistas, espacios, etc., y era lo correcto. ¿Quien establecería un hotel o complejo turístico fuera de estas directrices ?

Se buscaba en los faldeos de las sierras o montañas, sobre costa de ríos, etc.

En estos tiempos donde la naturaleza viene dando respuesta de las agresiones recibidas de la raza humana, todo requiere otro análisis y cuidados.

La matriz de ponderaciones y valoraciones cambió. Aquéllas bajas incidencias del clima sobre la inversión pasaron a ser más altas y cambiaron de renglón: ya no están en líneas muy abajo sino que tienen estudios más profundos y de prioridad, que lo llevan a instancias superiores.

Cuando ahora hay viento es casi un ventarrón o pequeños huracanes, las lluvias pasaron a ser diluvios, los días continuos de calor pasan a sequías, y pequeñas cargas de agua pasan a ser inundaciones. También deslizamientos o grandes grietas.

El reloj ha comenzado a marcar sobre la franja en rojo y ya hay casos de afectación del clima en muchos establecimientos hoteleros.

No solo afecta a la recuperación de la inversión, a la hospitalidad diaria, sino que cuesta luego retomar su posicionamiento comercial ya que la duda y el temor juegan en contra. No hay tiempo para una segunda buena oportunidad. El huésped quizás decida no volver...por las dudas.

El planeta está triste y llora. La situación que supimos conseguir por acción u omisión está viva y cerca.

Si va a construir un hotel y piensa su implantación asociado con la naturaleza, el análisis de prefactibilidad es otro.

Si está considerando vender su hotel por el motivo que sea, un potencial comprador, también tomará sus recaudos o sus asesores evaluaran el impacto o efecto de la naturaleza sobre la inversión en un todo, o parcialmente sobre materiales usados en la construcción.

El efecto planetario adverso que supimos dejar pasar sin actuar, ya llegó.

La nueva hotelería requiere de ponderar, con mayor porcentaje, las acciones de los elementos de la naturaleza sobre el proyecto de inversión, contemplando el nacimiento y el diario vivir y convivir en la industria de la hospitalidad.

Los nuevos materiales y tecnologías hacen más costosa la inversión y obraran como una multa y penalización anticipada de nuestra vacía dejadez humana.

Estamos en penitencia...