Argentina
7 de mayo de 2021
¿Cuántos de nosotros no estamos hartos de tener mil contraseñas que, además, nos obligan a cambiar cada cierto tiempo?
Si el reconocimiento facial estuviera implementado en los ámbitos necesarios, nos podríamos olvidar de las contraseñas. Y es que este sistema de reconocimiento de caras tiene un nivel de acierto muy elevado al utilizar algoritmos para cotejar los rasgos faciales, que ya están PORTADABLOG en la base de datos, obtenidos al realizar visados, pasaportes u otras fuentes.
No obstante, se debe considerar que las bases de datos de identificación facial deberían estar constantemente actualizadas ya que con el paso de los años los rasgos faciales varían. Además de que el reconocimiento facial en 2D no es eficaz cuando el rostro supera el 20% de ángulo con respecto a la cámara.
Es fundamental que este sistema nos de confianza en cuanto a que nuestros datos sean custodiados y manejados correctamente. Para ello, en el año 2016, entró en vigor el RGPD, protegiendo nuestros datos, dándonos más control sobre ellos y permitiendo a las empresas que se beneficien en igualdad de condiciones.
Según este Reglamento existe un único conjunto de normas de protección de datos para todas las empresas que operan en la Unión Europea (UE), con independencia de dónde tengan su sede, lo cual facilita el seguimiento en su aplicación.
Hay que decir que, a pesar de los controles, ya se han dado casos de robo de datos. El Departamento de aduanas de Estados Unidos confirmó la brecha de seguridad con el robo de decenas de miles de rasgos faciales.
Por tanto, podría ser que no todos los ciudadanos estén de acuerdo en que este sistema se implemente de forma obligatoria y única. Unos podrían considerarlo seguro y otros no.
En Francia se lanzará este sistema que obligará a usarlo en trámites administrativos para consultas a través del móvil. Según mi opinión debería ser una opción, no una obligación. Existen otras opciones como puede ser el reconocimiento por huella dactilar o el certificado digital.
En España ya accedemos a la app de la Agencia Tributaria mediante la huella, si se implementa el reconocimiento facial, no tendría porqué eliminarse la otra opción.
Este control de identificación facial ya se encuentra implementado. Reduce el tiempo de espera y es muy fácil de utilizar. El sistema compara los datos biométricos de la cara con la fotografía del pasaporte. Evita el error humano de la comparación visual.
Mediante este sistema, en EEUU se detectó a un pasajero intentando entrar en el país utilizando un pasaporte falso.
Igual de efectiva podría ser la facturación de las maletas, el paso por el control de seguridad de los aeropuertos y el embarque en los aviones sin necesidad del código de barras de las tarjetas de embarque. Se acelerarían los procesos mejorando la seguridad, reduciendo colas, mejorando la efectividad y la satisfacción de los pasajeros.
El primer vuelo en el que se utilizó la opción de embarcar mediante reconocimiento facial fue uno con destino a Copenhagen operado por Scandinavian Airlines y permitió realizar el control de acceso del embarque en aproximadamente la mitad de tiempo. El sistema de inteligencia artificial utilizado para identificar a personas utilizado para esta ocasión fue VeriScan.
Sin embargo, esta tecnología de reconocimiento no funcionó para el 15% de los pasajeros que usaron por ejemplo la "e-gate" de JetBlue.
En España los organismos e instituciones públicas y privadas van implantando nuevas tecnologías de reconocimiento, consiguiendo cada vez un grado mayor de seguridad, así como de mejor experiencia.
Caixabank, por ejemplo, ya ha instalado este sistema en varios cajeros en Barcelona pudiendo sacar dinero mediante la validación de 16.000 puntos de la imagen del rostro del usuario. Información que se coteja con la imagen previamente registrada por el usuario en las oficinas.
Por otro lado, Aena puso en marcha en el aeropuerto de Menorca, en 2019, una prueba piloto de embarque de pasajeros a través del reconocimiento facial biométrico.
Como conclusión, el sistema debe todavía mejorar para alcanzar un grado de acierto más elevado, trabajar en el reconocimiento en 3D y sobre todo, desarrollar un grado de seguridad que de garantías reales dada la alta sensibilidad de los datos.