Argentina

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La Cumbrecita, corazón de las sierras

28 de octubre de 2019






En el centro de la provincia de Córdoba hay un pintoresco pueblo llamado La Cumbrecita, transitando solo 120 kilómetros desde la ciudad de Villa Carlos Paz, por la RP C45 RP 5 y RP 109, podemos disfrutar de un entorno lleno de magia y color. Se encuentra en un pequeño Valle de las Sierras Grandes de Córdoba, a 1450 msnm. Con sus casonas de estilo centroeuropeo diseminadas por los senderos que atraviesan el bosque invitan a recorrerla.





Al visitarla, ingresamos a un entorno de tranquilidad, donde la naturaleza y la mano del hombre han logrado mantener el equilibrio. Gracias a esto, La Cumbrecita y sus alrededores fueron declarados Reserva Natural de uso múltiple por ley provincial Nº 8476, siendo La Cumbrecita el centro de este gran ecosistema y el principal guardián de la diversidad que en él habita.





Es además un Pueblo Peatonal, donde no se permite el ingreso con vehículos salvo hasta el estacionamiento para quienes se alojan en los hoteles, los recorridos están previstos para ser realizados a pie. Con una impronta bien diferenciada, donde las construcciones alpinas se distinguen entre los añosos bosques de pinos, araucarias y cipreses y cascadas que bajan de la sierra, ríos de agua cristalina, son algunas de las características que definen su paisaje.





Una vez llegados, buscamos el plano del pueblo en la Secretaría de Turismo, y empezamos a recorrer sus calles serpenteantes, cruzamos el puente sobre el río del Medio y ya se divisan, banderas y escudos de otras nacionalidades, y un exquisito trabajo decorativo en sus frentes. Iniciamos el paseo hacia la Olla, distante a 20 minutos de caminata, es uno de los rincones más visitados del arroyo Almbach. Se encuentra en uno de los extremos del pueblo, y es uno de los balnearios preferidos los días de verano. En medio de un frondoso bosque de coníferas, se encuentra este salto de agua que se desliza por las piedras y cae en una pileta natural de más de 6 metros de profundidad. Aquí se puede disfrutar de la naturaleza en estado puro. Los aromas a pino hacen del entorno, un lugar para quedarse.





Para quienes gusten de hacer un trekking más largo, sugerimos ir a La Cascada.





En el recorrido se puede visitar una antigua y diminuta capilla, ideada por Helmut Cabjolsky, confeccionada en madera, abierta a todas las religiones, construida en el año 1967, con capacidad para 45 personas. Sus puertas se abren para los oficios religiosos y fuera de estos días, solo se accede con la autorización especial de sus encargados, en temporada turística está abierta por la tarde, ya que se protegen algunos objetos de valor como La Figura de María y El Niño, especialmente realizada en la Escuela de Ebanistería de Oberammergan (Baviera-Alemania), para esta capilla. Poseedora de un estilo muy particular, es el atractivo de muchos visitantes.





Siguiendo el recorrido, ascendemos por el bosque por un sendero bien delimitado y empezamos a sentir el ruido de la caída de agua de la Cascada. Uno de los puntos más representativos del pueblo, el arroyo Almbach se abre paso en medio de una gran quebrada y produce este espectacular salto de agua de 14 mts de altura, que se precipita sobre una olla de unos 5 mts de profundidad.





La abundante vegetación que la rodea, forma un lugar ideal para sentarse a descansar y contemplar el entorno. El acceso a La Cascada se realiza a través de una caminata de unos 15 minutos por un sendero que trepa la sierra y nos permite contemplar puntos panorámicos únicos.





Otro lugar ideal es la Plaza de los Pioneros, creada en honor a los primeros habitantes del pueblo, apto para reuniones familiares y al aire libre. También muy cerca de allí la Plaza de Ajedrez, ideada y construida por don Julio Diesemberg, un inmigrante alemán residente en la localidad. Con dimensiones muy reducidas, y un poco elevada del nivel de la calle, este espacio cuenta con un tablero de ajedrez erigido en el piso y unos bancos de piedra desde donde jugar. Las piezas son verdaderas obras de arte de la hojalatería regional.





La aventura también tiene su lugar, desde el recorrido por ríos subterráneos pasando por rapel y tirolesa en El Peñón del Águila. No habrá tiempo para aburrirse, la acción está aquí.





Otro lugar: La fuente, fue diseñada por el ingeniero Helmut Cabjolsky y construida en madera de lapacho en el año 1942, como obsequio para el cumpleaños de su padre. El camino puede terminar en el Bar Suizo, para disfrutar de una excelente gastronomía, donde se pueden probar platos típicos, y minutas. Para almuerzos y cenas se puede visitar Helmut, una de las casas más antiguas del pueblo. Para meriendas, se recomienda la casa de té Edelweiss Delikatessen en donde se pueden encontrar miles de variedades de infusiones y tortas caseras. El restaurante Engel es una buena opción para celíacos. Sin embargo, las alternativas gastronómicas son diversas y amplias.





Haber sido concebido para la recepción de visitantes, cuenta con una importante infraestructura de servicios. Hoteles, complejos de cabañas, hospedajes y suites con servicios de primera calidad; complejos recreativos, visitas guiadas y excursiones de turismo aventura componen la variada oferta.





Todo comenzó en el año 1934 cuando el Doctor Helmut Cabjolsky y su familia se instalan en el lugar. Él había nacido en Berlín en 1892 y llegado a la Argentina con 40 años de edad, junto a su mujer y sus dos hijos, para hacerse cargo de una gerencia de la empresa Siemens Buenos Aires. El 7 de septiembre de 1934, Helmut adquiere 500 hectáreas de un paraje desolado, un campo perdido en el corazón de las sierras que lo cautivó. Ese mismo año sus cuñados son enviados desde Europa para trazar el camino y se inició la forestación del pueblo. Con el paso del tiempo, y ante el crecimiento del lugar, surge la idea de generar aquí un pueblo alpino al servicio del turismo. Se organizó el loteo, trazado de calles, las primeras edificaciones para los interesados y la provisión de agua. El encargado de llevar adelante esta planificación fue el ingeniero Helmut Cabjolsky, hijo mayor de la familia. A partir de allí, a fuerza de trabajo, La Cumbrecita comienza su crecimiento, respetando sus raíces criollas, europeas y el medio natural que le da resguardo.





La Cumbrecita es un pueblo de 1000 personas que habitan en forma permanente, pero que, sin embargo, debe prever una infraestructura capaz de contener el paso de más de 360.000 personas en el año.





Gracias al dinero recaudado, se genera entre otras cosas: recolección, separación en origen y tratamiento de la basura generada, tratamiento de los líquidos cloacales, presencia de dos ambulancias, médicos y paramédicos al servicio del visitante, transporte de descenso y ascenso a las playas de estacionamiento más alejadas, baños públicos en el centro cívico y la terminal, seguro de responsabilidad civil para los vehículos, planos de información turística actualizados, con circuitos y guía de servicios, guarda pesca y un equipo que llega a las 30 personas en época de mayor afluencia de público, integrado por informantes turísticos, inspectores, personal de logística y demás roles indispensables para garantizar el cuidado del pueblo, la reserva natural y una visita agradable para los turistas.





Señor turista, agencias de viaje de la ciudad de Villa Carlos Paz y guías de turismo habilitados lo acompañarán en su próximo viaje.





Elizabeth Bocca
Técnico y Guía Superior de Turismo
Presidente de la Asociación de Guías Profesionales de Turismo