Argentina
10 de julio de 2013
El valor de una sonrisa
Siempre que me hospedo en un hotel llevo a cabo mi ritual personal:
Entro en la recepción del hotel y me fijo si hay cola para hacer el check-in, compruebo si la decoración está acorde a la categoría del hotel y localizo los servicios que suelen estar en recepción (nunca se sabe la urgencia que puedes tener). Mientras espero cuento cuántas personas hay trabajando detrás del mostrador e intento acertar el piso que me van a asignar (no suelo acertar).
Una vez que entro en la habitación, lo primero que hago es comprobar la vista que se ve desde la terraza, luego voy a ver lo grande que es el cuarto de baño y de paso abro el armario para ver cómo son de amplios. Me tumbo en la cama para ver lo dura que está y compruebo si son dos camas o cama de matrimonio. Tumbado en la cama, enciendo la televisión y voy cambiando de canal, contando cuántos canales hay españoles . Una vez cumplido dicho ritual, ya me doy por alojado.
Pero esto ya pasó a la historia, me he dado cuenta que cada vez me fijo menos en lo material. Ahora me fijo en otros detalles que considero mucho más importantes.
Al entrar a un hotel, ahora me fijo en cómo me mira el personal. Me fijo en cómo me da los buenos días el recepcionista y en cómo me habla y me trata.
Estamos llegando a un punto donde el buen trato por el cliente ha pasado a segundo plano (ahora sólo importare formar hoteles para ponerlos minimalistas, que es lo que está de moda).
Llegar a un hotel, lejos de tu casa y ver como la persona que te atiende te sonríe, vale mucho más que todo el lujo que puedas ponerle al establecimiento.
Ahora me fijo si cuando te cruzas con algún empleado por los pasillos te saluda o no, y si el camarero te sirve el café con cara de pocos amigos. También le doy importancia si la camarera de pisos te saluda amablemente cuando te ve y sobretodo, cuando tienes un problema, en cómo hacen para ayudarte.
En definitiva, a la hora de asignar la categoría de un hotel, también se debería tener en cuenta la amabilidad y profesionalidad de su personal .
A ver si pronto nos damos cuenta del valor de una simple sonrisa y enhorabuena a todos los profesionales de la hostelería que sí sonríen cuando te ven.
Fuente: http://espaciodehoteles.com/el-valor-de-una-sonrisa/